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"A favor de los tiburones, un mar de esperanza" llega a Sevilla

15/04/2011

La Casa de la Ciencia de Sevilla, centro de divulgación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se suma a la complicada tarea de lavar la imagen de uno de los depredadores más grandes de la cadena trófica marina, el tiburón; perteneciente junto a las rayas y los elasmobranquios, a uno de los grupos taxonómicos de vertebrados más antiguos del planeta, con 400 millones de años en sus aletas.

La exposición “A favor de los tiburones, un mar de esperanza”, que desde hoy y hasta el próximo 29 de mayo estará abierta en La Casa de la Ciencia de Sevilla, se enmarca dentro de una campaña de sensibilización que busca difundir las amenazas que acechan a la fauna marina, especialmente los elasmobranquios, y los proyectos de conservación que se llevan a cabo para protegerla y conservarla. La muestra, que ya ha pasado por Barcelona y que llega a Sevilla como parte de su itinerancia, ha sido producida por la Fundación CRAM para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos, con la colaboración de Fundación Biodiversidad, con la participación de “la Caixa”, y logística a cargo de Fundación Seur.

La muestra propone cuatro bloques de contenidos: “La fragilidad del tiburón”; “¿Depredador o víctima”; “Acciones contra la extinción”; y “Acciones locales CRAM”. A lo largo de toda la exposición se presenta, como uno de los principales atractivos, la posibilidad de observar en el impluvio de La Casa de la Ciencia las maquetas con reproducciones a escala real de especies de tiburones y rayas como la tintorera, o los tiburones tigre, martillo, blanco y toro entre otros.

La exposición contará con visitas guiadas gratuitas a cargo de monitores formados que explicarán los contenidos, sobre todo pensado para los grupos de escolares que acudan previa solicitud de sus centros educativos. A través de la muestra se persigue difundir el mensaje de que los tiburones, como grandes depredadores y por lo tanto elementos altos de la cadena trófica, son esenciales para mantener el equilibrio de los ecosistemas en los cuales están presentes. Se calcula, según estimaciones de la UICN, que el 42 por ciento de las especies de peces cartilaginosos se encuentran amenazadas y que 15 de las principales especies de tiburones han alcanzado niveles prácticamente indetectables.

Además, y gracias a la participación de la Obra Social “la Caixa”, la exposición se complementa con la posibilidad de conocer uno de los pocos veleros dedicados a la exploración marina: el Vell Marí, aunque durante la estancia de la muestra en Sevilla estará realizando una campaña científica en el Mar de Liguria. Durante los últimos 5 años la Obra Social “la Caixa” y la Fundación CRAM han desarrollado diversos proyectos tanto científicos como educativos desde la plataforma del Vell Marí, con el resultado de casi 100.000 visitantes y más de 30.000 millas náuticas recorridas.

Objetivo: conservación y cambio de la percepción pública

Explican los especialistas de CRAM que los tiburones suelen tener entre la ciudadanía la imagen de animales agresivos. Para comprobar esta apreciación basta sólo con recordar alguno de los muchos filmes en los cuales un despiadado tiburón asola una concurrida playa llevándose a las fauces al primer bañista que encuentra a su paso. No obstante, la exposición persigue cambiar la percepción pública sobre estas especies y explicar que la situación es totalmente opuesta; son los tiburones las víctimas de un conjunto de amenazas que en algunos casos como el del tiburón blanco están provocando que incluso sea catalogado en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Estas amenazas son la pérdida de su hábitat; la contaminación marina; y sobre todo la sobreexplotación pesquera, razón por la cual estiman los científicos que cada año mueren más de cien millones de tiburones. Es conocido que algunas partes de estas especies son especialmente cotizadas en los mercados. Es el caso de sus aletas, que en algunos países asiáticos llega a alcanzar el precio de 500 euros por kilogramos; situación que fomenta actividades ilegales y en extremo crueles, como el “finning”, que consiste en cercenar las aletas de los tiburones y desechar el cuerpo al mar muchas veces cuando el animal aún está vivo, para así ahorrar espacio en las bodegas de los pesqueros y almacenar todas las aletas posibles. 

Imagenes: 
“A favor de los tiburones, un mar de esperanza”

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