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Las casualidades que cambiaron la historia

19/09/2022

La Historia está marcada por descubrimientos que, por pura casualidad, fueron capaces de cambiar el rumbo de la historia tal y como se conocía. ¿Qué pasaría si, un día cualquiera, te entra hambre, coges una manzana para matar el gusanillo y descubres la ley de la gravedad? Pregúntaselo a Newton, él tiene experiencia con eso.

Estas circunstancias no son hechos aislados, ha ocurrido en multitud de ocasiones, tomando incluso un nombre concreto, se trata de una ‘Serendipia’. La RAE lo define de la siguiente manera: “Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”. Este término fue acuñado por primera vez por Horace Walpole en 1754 tras la lectura de las aventuras de 'Los tres príncipes de Serendip', quienes siempre se encontraban haciendo descubrimientos puramente casuales.

El científico francés Louis Pasteur afirmaba que «en los campos de la observación, el azar favorece sólo a la mente preparada» y es que para situarnos en un contexto histórico de las primera veces en las que las simples casualidades acompañaron grandes descubrimientos, tenemos que remontarnos al siglo III a. C. El matemático Arquímedes vivía en Siracusa cuando el rey Hierón le requirió estudiar si la corona de oro puro que había encargado a un orfebre, era de verdad de ese material. Por aquel entonces, no existían las tecnologías actuales para este tipo de actividades. Este descubrimiento, según explica Gonzalo Luis Recio, autor de Arquímedes, Galileo y la corona de oro,  se llevó a cabo tras un simple baño por parte del científico en los baños públicos de Siracusa. Percibió que el agua sobrante era la misma que ocupaba la parte de su cuerpo que estaba en el líquido. Fue entonces cómo Arquímedes halló la manera de calcular los volúmenes de objetos sólidos irregulares. Curioso, ¿no es cierto?

Eduard Jenner tenía solo 19 años cuando una mujer conocida le dijo que ya no podía pasar la enfermedad de la viruela ya que había pasado la vaccinia. Esa frase quedó en el olvido hasta que Jenner estudió medicina y aquella mujer y las ordeñadoras volvieron a su mente. Según indica el informe La decisiva contribución de Edward Jenner (1749-1823) a la defensa contra la viruela, se le ocurrió inocular la vaccinia en pacientes con el fin de vacunar contra la viruela, ya que las ordeñadoras en raras ocasiones tenían esta enfermedad. Así fue, de esta manera se halló la vacuna contra la viruela.

No podíamos quedarnos sin mencionar el caso de la famosa manzana de Isaac Newton. Según indica el relato Hallazgo sobre Newton, de Jorge Sánchez-Jinez, un día como cualquier otro, observó una manzana y se paró a pensar en por qué siempre caían hacia abajo y no hacia los lados. En ese momento tuvo la genialidad de pensar en que la Tierra debía tener algún tipo de fuerza de atracción en su interior. A pesar de la popularidad de esta leyenda, el prestigioso medio ‘The Conversation’ confirma que, a pesar de que varios autores mencionaron en sus obras esta casualidad nombrando como fuente a Newton, es cierto que el científico nunca dejó en sus escritos nada relacionado a este evento. No conoceremos nunca si este episodio se trató realmente de realidad o ficción…

Por Sara Adán

 

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