El verano puede ser una de las épocas del año donde damos más libertad a nuestra alimentación: bebidas refrescantes, helados, salidas nocturnas, cenas con amigos, picoteo... Sin embargo, es una estación ideal para realizar cambios en nuestros hábitos alimentarios, ya que las temperaturas cálidas y la abundancia de frutas y verduras frescas ofrecen una oportunidad perfecta para implementar mejoras en nuestra forma de comer.
Las altas temperaturas nos obligan a estar en constante hidratación, un hábito esencial para evitar la pérdida de líquidos a través del sudor. Cambiar nuestros hábitos alimentarios para incluir más frutas y verduras ricas en agua, como sandía, melón, pepino y tomate, puede ayudar significativamente a mantener un buen nivel de hidratación. Estos alimentos no solo aportan agua, sino también electrolitos esenciales como potasio y magnesio, que son cruciales para mantener el equilibrio hídrico del cuerpo.
Los platos fríos como las ensaladas o el gazpacho no solo son más fáciles de digerir y frescos para esta época del año, sino que también aportan una gran cantidad de nutrientes esenciales sin la carga calórica de platos más pesados. Asimismo, nos aportan gran variedad de vitaminas, minerales y antioxidantes, esenciales para mantener una buena salud. Asimismo, las frutas y verduras promueven una desintoxicación del organismo. Estos alimentos son naturalmente bajos en toxinas y ayudan a mejorar la función hepática y renal, facilitando la eliminación de residuos del cuerpo.
Para mejorar aún más nuestros hábitos durante el verano, el deporte puede ser un gran aliado, siempre y cuando evitemos las horas de calor. Los días más largos suelen invitar a un estilo de vida más activo, con más oportunidades para realizar actividades al aire libre como caminar, nadar o andar en bicicleta.
Cambiar nuestros hábitos alimentarios no solo es una excelente manera de aprovechar los recursos que Andalucía nos ofrece, que son reconocidos en todo el mundo, sino que también puede mejorar nuestro bienestar general y emocional gracias a un estilo de vida más saludable y activo. Además, estos cambios no tienen que limitarse a esta estación, podemos aprovecharla para incorporar cambios positivos en nuestra dieta, que puedan perdurar más allá del verano y contribuir a tu salud a largo plazo.
Por Sara Adán.
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