Desde Einstein hasta Newton: zurdos en un mundo derecho [1]
Priorizar un lado de nuestro cuerpo para realizar ciertas acciones es una decisión temprana que no recordaremos haber tomado. En las primeras etapas del desarrollo humano, el/a pequeño/a se decanta por su mano útil, determinándose por completo entre los 3 y los 5 años.
Las personas zurdas representan entre el 10 y el 15% de la población mundial y, según un reciente estudio publicado el pasado martes en la revista Nature Communication [2], tienen tres veces más posibilidades que los diestros de padecer variaciones genéticas en una parte del ADN que da forma a las neuronas. Los científicos sostienen que, aunque no es muy común, es algo determinante en esta elección. Concretamente, esta investigación apunta a la proteína TUbb4B, un gen que podría aumentar la probabilidad de que una persona llegue a ser zurda. Del mismo modo, el componente genético también es fundamental en este proceso ya que estudios anteriores a este ya demostraban que las personas zurdas tenían mayor probabilidad de tener familiares zurdos [3] que las personas diestras.
Hay varias teorías sobre el origen de la lateralidad siendo la del hemisferio dominante la más aceptada hasta el momento. La función motora de nuestro cuerpo se origina en el hemisferio cerebral contrario a la extremidad que usamos, por lo tanto, si movemos la mano derecha, será el hemisferio izquierdo el que está trabajando en ello. Sin embargo, aún la ciencia no sabe explicar con exactitud la razón por la que una persona llega a ser zurda o diestra.
En un mundo donde la mayoría de las cosas están diseñadas para diestros, es común observar cómo se trata de enseñar a los pequeños a priorizar la mano derecha en su día a día, con motivo de esa falta de inclusión zurda. Sin embargo, esa obligación impuesta da como resultado una lucha forzosa contra la forma en la que el cerebro se organiza de manera natural, siendo probable que los individuos obtengan peores resultados en sus acciones. Es lo que se suele denominar como “zurdo contrariado”, es decir, aquella persona que ha sido obligada a utilizar su mano “débil” para todas las acciones y habilidades que exigen coordinación oculomanual, por lo tanto, necesitará más tiempo que el resto. La superstición y la historia podría ser la causante de esa negativa visión sobre la zurdera. Su condición minoritaria ha obtenido connotaciones no positivas que incluso los idiomas han adoptado. Por ejemplo, en inglés “tener razón” significa “being right”, siendo “right” derecho. En francés la palabra izquierda se escribe “gauche”, lo que significa torpe.
A pesar de estas connotaciones, grandes genios de la historia usaban su mano derecha de manera principal, entre ellos, científicos como Isaac Newton, Marie Curie o Albert Einstein, además de celebridades como Leonardo da Vinci, Charles Chaplin, Neil Armstrong o Rafael Nadal.
Por Sara Adán.