La desnutrición infantil, un desafío global [1]
La desnutrición crónica infantil es uno de los mayores desafíos del S.XXI. Cuando escuchamos “desnutrición crónica” tendemos a pensar que solamente está relacionado con la cantidad de comida que se ingiere, sin embargo, este problema esconde otros muchos más complejos de solucionar. La desnutrición crónica es una consecuencia de problemas cómo la pobreza, la desigualdad, la falta de acceso a servicios básicos y las políticas públicas ineficaces.
La pobreza es uno de los principales causantes de la desnutrición crónica infantil. Las familias con recursos económicos limitados no suelen poder permitirse una alimentación variada. Según un estudio [2] publicado en “The Journal of Nutrition” en año 2019, mostraba que, por ejemplo, en países con altas tasas de pobreza las calorías del huevo eran un 23% más caras que las de los cereales. Mientras tanto, en Estados Unidos la diferencia es de un 1,6%.
La desigualdad de género es otra de las variables que influyen en la desnutrición infantil. En muchas culturas las mujeres son las responsables de la alimentación y el cuidado de los hijos, pero la mayoría de las veces no suelen tener autonomía financiera. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las mujeres que disponen de recursos adecuados y servicios básicos ayudan a combatir el hambre.
Sin embargo, la falta de políticas de apoyo a la maternidad dificulta que las madres proporcionen una nutrición adecuada a sus hijos durante los primeros años de vida. Según las Naciones Unidas, en unos 50 países las mujeres no tienen permisos de lactancia y, en los países dónde hay permisos estos son de seis meses cuándo es recomendable que el periodo de lactancia sea de dos años o más.
El acceso a agua potable y saneamiento y a sistemas de educación y salud de calidad también agravan este problema. Según Acción contra el Hambre, cada día mueren 1.000 niños debido a la falta de acceso a servicios básicos como agua potable y a condiciones de higiene inadecuadas.
A todo esto, se le añaden conflictos sociales como las crisis humanitarias y el cambio climático que agravan el problema de la desnutrición crónica infantil. Todo lo anterior, deja ver que el problema de la desnutrición requiere de respuestas coordinadas y la colaboración de gobiernos nacionales y locales para la creación de políticas públicas que intenten abordar más de un problema a la vez.
Por Clara Barea Prieto
- DESIGUALDAD [3]
- NUTRICIÓN [4]