Destellos en las noches de verano: las perseidas [1]
Durante las noches de verano, la lluvia de perseidas despliega un espectáculo visual que cautiva a los observadores del cielo. Este fenómeno ilumina la oscuridad nocturna con destellos brillantes y fugaces.
Cada año, sobre el 12 de agosto aproximadamente, las perseidas son visibles desde el hemisferio norte, con unas velocidades que pueden superar los 50 kilómetros por segundo, tal y como indica el Instituto Geográfico Nacional (IGN) [2]. Su alta actividad, unida a las condiciones favorables para la observación del cielo en verano, se traduce en que sea recordada como la lluvia de meteoros más popular, después de las cuadrántidas, en enero, y las gemínidas, en diciembre.
¿Por qué se producen?
Los cometas van arrojando al espacio gases, polvo y escombro, explica el IGN, que permanecen en una órbita similar al del cometa del que provienen, formando un anillo. Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, encuentra uno de estos anillos, los atrapa en su campo gravitatorio, cayendo a gran velocidad a través de la atmósfera y formando esta lluvia visual. El brillo que observamos se debe a la fricción de estos fragmentos con gases atmosféricos, por lo tanto, lo que denominamos ‘estrella fugaz’ es realmente polvo incandescente.
Los meteoroides de pesos reducidos suelen calcinarse en la atmósfera, mientras que los mayores y más densos pueden incluso llegar al suelo terrestre. Es precisamente a principios de agosto cuando nuestro planeta cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle, que tiene un periodo de 135 años, una órbita llena de partículas pequeñas liberadas por el cometa. Es la razón por la que durante esta época del año es más común ver este tipo de destellos.
Para observarlas basta con situarnos en un lugar oscuro, sin contaminación lumínica y con pocos obstáculos para la vista. Aunque las perseidas provienen normalmente de la constelación de Perseo, de ahí su nombre, pueden verse desde cualquier parte del cielo. El IGN indica que el número de meteoros visible es variable, sin embargo, desde una buena localización pueden avistarse más de un centenar, aunque la densidad de fragmentos es muy variable.
Contemplar esta lluvia de meteoros puede convertirse en una experiencia memorable, conectando a quienes observan con la inmensidad y misterios del Universo.
Por Sara Adán
- Astronomía [3]