De los Muffins a la Spirulina: el trending topic de la nutrición [1]
Vivimos una era de mensajes contradictorios, pero que, lejos de ser negativo, pone a prueba nuestro discernimiento: en un mar de contenidos, hace falta ser muy listos para pescar lo realmente importante.
Por una parte, nos informan constantemente las noticias que los estudios y estadísticas apuntan un aumento de los índices de obesidad en la población en general, pero sobre todo, y lo más preocupante, en niños y niñas, especialmente de los países desarrollados. Todo indica que una de las causas más inmediatas es la facilidad de acceso a alimentos industriales que seducen rápidamente la vista y están repletos de azúcares y grasas saturadas.
Pero, por otra parte, asistimos también a una auténtica revolución de “lo saludable”. La vida sana es desde hace unos años una moda muy chic asociada a la belleza y la eterna juventud. Si no vas al gimnasio y consumes quinoa… no estás en nada. Se reproducen de manera exponencial los blogs y perfiles de redes sociales basados en alimentación sana, rutinas de ejercicios alternativos, los famosos “superalimentos” (spirulina, stevia, bayas de goji, té verde, la ya mencionada quinoa, entre muchos otros), o la recuperación de alimentos “antiguos” como la célebre espelta.
En otras palabras, la nutrición se ha convertido sin duda en uno de los grandes temas de nuestros tiempos y por lo tanto uno de los focos de interés para la ciencia. Asimismo, todo lo que tenga que ver con la alimentación en nuestros días mueve ingentes cantidades de dinero y por lo tanto es susceptible de caer en los círculos de intereses y las manipulaciones del poder.
Ante estos mensajes contradictorios la investigación científica tiene la obligación de dar respuestas contrastadas, ponderadas, sin dogmatismos y, por supuesto, alejadas de la vorágine de cualquier moda pasajera. En la exposición “Nutrición: Impulso vital” que actualmente se exhibe en nuestro Museo, hemos querido precisamente aportar un grano de arena a ese análisis integral, desde el equilibrio, acudiendo también a la perspectiva histórica, sobre ese necesario acto de alimentarnos. La exposición está basada en el desarrollo de tres binomios denominados “alimentación-nutrición”, “reposo-actividad física” e “higiene-medio ambiente”, que constituyen las tres caras de una pirámide tetraédrica cuya base o proyección cenital es la salud.
La primera conclusión que podemos sacar es precisamente que la buena nutrición, como fenómeno, no depende de un solo aspecto, sino de una multitud de hábitos en equilibrio: buena comida, en buen estado, con buen descanso, sin sedentarismo y en un entorno adecuado. De esa forma de poco serviría atiborrarnos de algas y flexiones, si todo lo demás no está presente. A igual que, si llevamos una vida por lo general saludable y con buenos hábitos, tampoco va a pasar nada porque un buen día nos dejemos seducir por una de esa recetas que pululan por Facebook repletas de nata, hojaldre, mantequilla y también mucho queso.
- NUTRICIÓN [2]