La exposición al sol sin protección daña nuestra piel. A pesar de que la cultura popular haya motivado la idea de que una piel bronceada es sinónimo de salud, bienestar y atractivo, la realidad dermatológica es muy diferente. No existe el bronceado saludable ya que exponer la piel a rayos ultravioleta conlleva un riesgo al dañar nuestro ADN.
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) indica que “estar moreno es señal de daño solar acumulado y, por tanto, de mayor riesgo de cáncer de piel”. Por su parte, el dermatólogo de la Clínica Universidad de Navarra, Javier Antoñanzas, expone que “El color dorado de la piel que tanto gusta no es otra cosa que una forma de defensa de nuestro cuerpo frente a la radiación solar. Lo promueven las células que dan color a la piel, los melanocitos”.
Entre los mitos solares se encuentra la afirmación de que ‘la piel se acostumbra al sol’, sin embargo, la exposición prolongada solo consigue un envejecimiento prematuro y un daño a largo plazo. Esto se produce por la propia memoria de la piel, que con los años pasa factura. Al exponernos al sol sin protección, se producen lesiones moleculares que desestabilizan la estructura el ADN, impidiendo que se replique correctamente a la hora de renovar las células de la piel, tal y como indica un estudio publicado en 2021 en la revista Science Advance.
Del mismo modo, exponerse a los rayos UVA artificiales también conlleva un riesgo de desarrollar melanoma ya que estas cabinas, como indica Echevarría, pueden emitir una radiación UV de 10 a 15 veces superior a la solar. Tal es su peligrosidad, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera un agente causante de cáncer.
Para protegernos frente al daño que el sol puede ocasionar en nuestra piel, es imprescindible el uso de protector solar testado en farmacia, de hecho, los expertos recomiendan el uso de uno con factor alto. Sobre esto, Javier Antoñanzas expresa lo siguiente: “Los primeros minutos de la exposición solar vamos a estar igual de protegidos con un factor más o menos alto. Pero cuanto más bajo sea el factor de protección, más frecuentemente habrá que renovarlo. Y como nos cuesta volver a aplicar el fotoprotector, habitualmente recomendamos utilizar un factor 50”. Sin embargo, el hecho de llevar fotoprotector no debe ser sinónimo de una mayor exposición al sol, se trata de una falsa seguridad.
Una vez finalice el verano, indican los expertos, es importante acudir al dermatólogo para comprobar si el sol ha podido ocasionarnos algún tumor, de hecho, cada año, solo en España, se diagnostican 7.800 casos de melanoma.
Si bien el tono de piel bronceado puede ser estéticamente deseo por algunos y algunas, es crucial entender que este color no es signo de salud, sino de daño cutáneo. En definitiva, el bronceado saludable desgraciadamente no existe.
Por Sara Adán.
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