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El café: elixir de la humanidad

21/02/2024

Desde Pablo Neruda con "El café es una bebida que te ayuda a despertar, a pensar y a crear” hasta Stephen King con "El café es mi adicción”. Muchos de nosotros y nosotras no arrancamos el día sin un café en la mano y es que, desde sus orígenes, esta bebida ha ganado adeptos en todas las partes del mundo, llegando a ser tan estimulante y adictiva que la ley islámica llegó a prohibirla por su asociación conceptual con la droga.

¿Dónde se encuentran los orígenes de “ese sabor que te hace sentir vivo"? como diría Oscar Wilde: La palabra café proviene de la palabra árabe “qahwah”, que significa “estimulante”. La primera vez que se describió esta bebida fue en 1583, por el médico y botánico alemán Léonard Rauwolf y lo hacía así: «Una bebida tan negra como la tinta, útil contra numerosos males, en particular los males de estómago. Sus consumidores lo toman por la mañana, con toda franqueza, en una copa de porcelana que pasa de uno a otro y de la que cada uno toma un vaso lleno. Está formada por agua y el fruto de un arbusto llamado bunnu». Esta bebida se expandió desde Etiopía hacia los países árabes y, aunque no se sabe con exactitud su origen real, las leyendas urbanas hablan de un pastor de Abisinia que observó el efecto de unas bayas oscuras en su ganado. Guiado por la curiosidad, llevó esas bayas a un monasterio, donde los monjes cocinaron y la encontraron con tan mal sabor, que la echaron a la hoguera. Fue ahí donde, al quemarse, comenzaron a desprender un agradable aroma que hizo que decidieran probarla a modo de bebida con los granos tostados. Esta leyenda no está demostrada, pero, de ser cierta, le aportaría un origen muy literario e inspirador a esta bebida tan famosa en la historia.

La International Coffee Organization describe la llegada del café a Europa mediante los comerciantes venecianos durante los primeros años del siglo XVII. Al principio, se pensaba que esta bebida tenía propiedades medicinales, y no fue hasta el año 1683 cuando se abrió el primer establecimiento que vendía café, concretamente fue en Venecia, en el famoso Caffè Florian de la Plaza de San Marcos, establecimiento que mantiene aún sus puertas abiertas.

En la actualidad, el café es una de las bebidas más populares del mundo, con más de 400 mil millones de tazas consumidas al año. Según la Academia Española de Nutrición y Dietética, España se sitúa en el puesto 19 del ranking mundial de países cafeteros, con un consumo de alrededor de14.000 millones de tazas de café al año. Sus beneficios son numerosos: aporta propiedades antioxidantes al cuerpo, aporta un menor riesgo de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares o hepáticas, como indica el estudio ‘Coffee and tea consumption and mortality from all causes, cardiovascular disease and cancer’, además de mejorar el rendimiento deportivo, cognitivo, la atención y el ánimo. Sin embargo, no es recomendable su uso excesivo. La Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda no superar los 400 miligramos al día de cafeína, es decir, las 4 tazas diarias, ya que, entre los efectos perjudiciales de la cafeína, se encuentran los problemas relacionados con el sistema nervioso, el sueño interrumpido y la ansiedad, además de problemas a largo plazo en el ámbito cardiovascular.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con un libro completo que reflexiona sobre la industria del café, su sostenibilidad, el avance del conocimiento científico sobre la composición del café, el metabolismo de sus componentes y los beneficios que se le atribuyen.

El café va más allá de la simple bebida, es un estilo de vida, un vínculo entre personas de diferentes culturas, un refugio y un momento de calma. Algunos de los grandes momentos de nuestra vida han ido acompañados con un café de por medio, siendo las cafeterías escenario de reunión y vínculos. No obstante, es importante mantener un equilibrio y consumir cafeína de manera consciente, disfrutando de sus beneficios sin caer en la adicción.

Por Sara Adán.

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