La ciencia avanza y con ello la capacidad para eliminar obstáculos ante cualquier dificultad de la naturaleza. Recientemente, la actualidad científica nos ha permitido volver a ver nacer una especie extinta desde hace más de 10.000 años, un hecho que ha avivado un debate en torno a la necesidad y factibilidad de poder hacer regresar a la Tierra animales que dejaron de poblarla hace años.
En primer lugar, ¿es totalmente viable?
Los protocolos biotecnológicos se basan en la extracción del ADN conservado en restos óseos de estos animales extintos, algo que, a priori, no supone un gran problema. Sin embargo, la dificultad se encuentra en la consecución del genoma completo, es decir, la replicación del ADN con exactitud. Al no contar con ello, desde los laboratorios se trata de conseguir estos datos con información genética de seres vivos actuales muy parecidos, por lo que el animal replicado no es exactamente igual al antepasado que habitaba en la Tierra, sino otro nuevo con características muy similares. En este caso, la investigación que ha logrado “revivir” al lobo gigante o lobo terrible, como también es conocido, ha partido del ADN de un actual lobo gris con el sistema CRISPR-Cas9, una técnica que permite modificar secuencias concretas de ADN de manera específica. Por tanto, el resultado ha sido el nacimiento de tres cachorros de lobos grises con características seleccionadas que simulan la presencia del lobo gigante, como indica el paleogenetista Nic Rawlence, de la Universidad de Otago.
Este no es el único caso reciente de la creación de animales modificados genéticamente. La empresa Colossal Biosciences anunció hace algunas semanas el desarrollo de ratones con un pelaje que se asemeja bastante al del mamut lanudo. Un acontecimiento que surge en el camino a largo plazo de la desextinción del mamut. Sobre esto, Lluís Montoliu, investigador de Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) indica que “Hay investigadores que son capaces de llevar a cabo y completar las ideas más fantasiosas y extravagantes que podamos imaginar. Ideas que el resto de mortales descartamos por imposibles o inviables. Para estos investigadores no hay nada imposible”.
Hay ocasiones en las que sí se puede acceder al genoma completo de una especie, esto ocurre cuando los ejemplares se han conservado en condiciones óptimas, como el caso del mamut lanudo en zonas del permafrost siberiano. Sin embargo, traer al mundo una especie extinta no es sencillo, puesto que, además de la necesidad de reproducción y los posibles problemas de depresión endogámica con los que se pueden encontrar, puede que su reintroducción ocasiones desajustes en los ecosistemas. Entre las razones, se encuentran:
- Puede que las condiciones ambientales en los que la especie se desarrollaba hayan desaparecido y sea obligatorio condenarla a vivir en un espacio natural artificial que recrease ese ambiente.
- Puede que su nicho esté ya ocupado por otra especie y nazca una pugna donde se interponga la paradoja de desextinguir el pasado para extinguir el presente.
- Puede que las consecuencias de la interacción con las especies presentes provoquen un desajuste del ecosistema con graves consecuencias.
- Puede que la especie introducida cuente con un virus ya extinto que genere enfermedades desconocidas para la humanidad.
Quizá nada ocurra o todo se desencadene. Cuando una especie desaparece, la biodiversidad avanza para que el vacío que deja ese animal ocasione el mínimo inconveniente en la estabilidad de los ecosistemas, por lo que, antes de reintroducir cambios a ese nivel, es muy importante valorar previamente las consecuencias que podría desencadenar en el correcto funcionamiento de los hábitats.
Por Sara Adán.
Añadir nuevo comentario