La generación Z, nacidos entre los años 2000 y 2010 y la Alfa, nacidos a partir del 2010, han crecido, o están creciendo, rodeados de los nuevos avances tecnológicos: móviles, tablets y videojuegos. Pero, ¿cuánto tiempo y hasta cuándo usan los adolescentes las pantallas?
Según la encuesta Nacional de Salud en España de 2017, más de un 40% de los menores entre uno y catorce años pasan más de dos horas diarias delante de una pantalla. Además, conforme aumenta la edad, se incrementa el uso de las pantallas con fines de ocio. En este mismo informe también se desaconseja el uso de pantallas en menores de 2 años, entre los 2 y 4 años no recomiendan más de una hora y a partir de los 17 no se aconseja sobrepasar las dos horas de uso.
Definitivamente, las pantallas han tenido un gran impacto en nuestras vidas y son usadas tanto como para trabajar como con fines recreativos y cada vez nos cuesta más apagarlas y desconectar. La principal consecuencia negativa de las pantallas sobre los más pequeños es la reducción de las horas de sueño debido al abuso de los dispositivos electrónicos.
En busca de respuestas más concretas sobre el efecto de las pantallas en el sueño de los adolescentes, la National Sleep Foundation evaluó todos los datos que tenían sobre adolescentes y el sueño desde 2007 hasta la actualidad. La conclusión es que la exposición prolongada a dispositivos electrónicos, especialmente antes de dormir, hacen que las horas de sueño en los adolescentes sean más cortas y de peor calidad, además de atrasar la hora del inicio del sueño.
El uso de los smartphones, redes sociales y gaming durante altas horas de la noche cada vez es más frecuente y a los adolescentes les cuesta dormir más y mejor. Sin embargo, esta situación tiene remedio: juegos al aire libre, exposición solar y el control del uso de dispositivos electrónicos un rato antes de dormir mejoran la calidad del sueño.
No se podrá eliminar por completo el uso de las pantallas, ya que, si se usan correctamente, son una herramienta fundamental para trabajar o para estudiar. Sin embargo, si abusamos de ellas y hacemos un uso incorrecto puede afectar directamente a nuestra salud. Acciones simples como intentar reducir el uso de teléfonos móviles o consolas con fines de ocio y cambiarlo por un partido de fútbol al aire libre mejorarán notablemente la calidad del sueño.
Por Clara Barea Prieto.
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