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Turismo científico: viajeros con sed de conocimiento

27/09/2023

A menudo, el turismo está relacionado con costa, playa, parques, resorts… Sin embargo, este término engloba muchas más iniciativas que llevan a una persona a desplazarse de su entorno habitual. Hay un segmento de la población cuya motivación en su tiempo libre es la adquisición y divulgación del conocimiento científico, y es ese especial interés el que le lleva a emplear dinero y tiempo en la vivencia de experiencias de diversas disciplinas científicas, desde la geología hasta la biología, botánica o meteorología, entre muchas otras. Hoy, en el Día Mundial del Turismo, hablamos sobre este fenómeno que está en alza.

Este tipo de turismo se engloba dentro del Turismo Cultural y de Experiencias, tal y como indica la Fundación Descubre, institución privada sin ánimo de lucro impulsada por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía. Visitar un museo de ciencia de otro país, observar eventos astronómicos en la otra parte del mundo, visitar un yacimiento arqueológico, participar en algún safari para ver de cerca el comportamiento de la fauna salvaje o comprar entradas para un jardín botánico son algunos ejemplos de este tipo de turismo, resultado de la inquietud científica del/la viajero/a. 

Pero para vivir este tipo de experiencias científicas no es necesario viajar miles de kilómetros. Andalucía ofrece actividades destacadas en este ámbito. Entre ellas, el portal de ‘Turismo Científico’ de la Fundación Descubre visibiliza algunas como una visita a la villa romana de Fuente Álamo, en Córdoba; ruta por la naturaleza de Los Alcornocales, en Cádiz; visita a la mina Peña de Hierro, en Huelva; proyecciones en el Planetario de Serón, en Almería; ruta por las Cuevas de Nerja, en Málaga; catas de aceites en Jaén; paseo por el Jardín Botánico de la Universidad de Granada o visita al Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. 

El beneficio del turismo científico no solo es para el/la viajero/a y su aprendizaje, sino, incluso, para la institución, que también sale favorecida de estos encuentros, no solo por el desembolso del turista, que puede ser de ayuda en la conservación y el avance de la ciencia en diferentes disciplinas, sino por la contribución de personas ajenas a la investigación que, sin incluso ser conscientes, puede ser muy válida. En muchas ocasiones, el punto de vista de una persona que no forma parte de la comunidad científica puede beneficiar a la investigación e incluso pueden llegar a formar parte de proyectos de investigación, colaborando en tareas como la recopilación de datos. 

El turismo científico ofrece oportunidades de experiencias educativas y emocionantes al mismo tiempo, combinando la pasión por la ciencia con la exploración de nuevos lugares.

Por Sara Adán. 

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